Entrevista a la Primera Bailarina de la Ópera de Paris, Inès McIntosh
“La disciplina y el trabajo es lo más importante para poder progresar”
(Por Valeria N. Bula)
“Si uno quiere lograr algo tiene que trabajar duro, regularmente y de manera inteligente, implicarse y la disciplina está incluida en el trabajo”, expresa Inès McIntosh, Primera Bailarina de la Ópera de Paris.
Graduada en la Escuela de la Ópera de Paris, tras estudiar dos años en el Conservatorio de París, Inès McIntosh ingresó al cuerpo de baile en 2019 y desde ahí no paró hasta devenir Primera Bailarina de la Ópera de Paris desde 2023, ganar el Premio como artista destacada de la Arop en 2024 y el Premio Rudolf Nureyev.
“Todo lo que vivo lo pienso en función de la danza desde que me levanto hasta que me acuesto pienso en cómo mejorar mi danza”.
Fotos Instagram: Inès McIntosh.
Todo es así, por ejemplo Inès quería desarrollar más su lado creativo y artístico en el sentido de la espontaneidad que la pintura permite, entonces “me puse a estudiar dibujo o también me parecen importantes los detalles más ínfimos, como cuidarse las uñas para que mis manos y brazos se vean más largos como los brazos de Uliana Lopatkina, (una de sus bailarinas predilectas y que admira, junto a Natalia Makarova, Noella Pontois, Sylvie Guillem y Alina Cojocaru) que son brazos fluidos largos y delicados y justo encontré un video de una mujer con uñas largas y me di cuenta que muchos de los bailarines rusos ponen atención a las uñas que las llevan como joyas. Es verdad que uno va a hacer más atención cuando va a tomar algún utensilio, va a ser más delicada, cada detalle cuenta y esto me permite alargar más mis manos y brazos e iluminarlos. Todo lo que pueda aportar a la danza es bienvenido”.

Foto Cortesía: Inès McIntosh.
Ni bien se abrieron los permisos de salida del covid, en 2021, McIntosh, fue promovida a Coryphée tras concursar con una variación impuesta de Corsario, y una variación libre, La cigarrette de Serge Lifar, y sacar el primer premio por unanimidad en el Concurso Rudolf Nureyev. “Estaba feliz porque se reabrieron las veladas con Carmen de Roland Petit, y yo estaba desesperada por bailar, no me quería perder nada, y encima en este ballet éramos 10 bailarinas, bailamos un montón, todas teníamos lugar para bailar y nos ponían adelante, además estaba haciendo Flames de Paris para la velada de los jóvenes bailarines”.
En seguida, solo seis meses después era promovida a Sujet por concurso, para el que se presentó con la variación impuesta, Gamzatti y la variación libre, Magnificat de John Neumeier. Unos meses después, en 2023 José Martínez, director artístico de la Ópera de Paris anunciaba por nominación especial su promoción a Primera Bailarina, primera vez que este puesto era cubierto por nominación, solo las Étoiles son nombradas ante el cuerpo de baile y público por decisión del director artístico y en acuerdo con el director general de la Ópera de París (tradición legada de otro director artístico, Rudolf Nureyev).
Al momento de ser promovida a Primera bailarina ya estaba haciendo papeles de Étoile como Clara de Cascanueces, papel que estaba preparando, “confieso que estaba sorprendida porque en la época era el primer año que no había concurso para Première Danseuse. Yo ese día tenía un ensayo para el rol de Clara de Cascanueces, y dudé en ir a la reunión porque reflexionaba si no era más correcto calentarme y concentrarme en el papel para el ensayo, y menos mal que fui igual a la reunión porque ese día se hizo el anuncio, fui promovida a Primera Bailarina delante de toda la compañía, estaba muy feliz”.
¿Cómo vivió estos cambios psicológicamente y emocionalmente que se dieron de manera tan rápida?
Al principio era muy fácil para mí porque con el Covid yo estaba frustrada y tenía ganas de hacer todo y psicológicamente eso me quitaba mucho stress porque estaba feliz de hacer todo esto. Siempre tuve una gran sensibilidad y estuve muy motivada para trabajar y seguir adelante.
¿Cómo hace para prepararse para cada rol?
Para prepararme para cada rol me sirvo de diferentes recursos, por ejemplo para el ballet Giselle (que hizo en mayo 2023), que siempre, desde que tengo 13 años, miro todos los días y me lo sé de memoria y soñé toda la vida con hacerlo, leí el libro original de Gautier pero que finalmente no está muy desarrollado, él describe las acciones pero no describe en profundidad al personaje es más indicativo que explicativo.
Entonces busco cosas que puedan tener eco en mí, miro muchos videos y me imagino los personajes con mis propios sentimientos. Pero específicamente para Giselle busqué ese lado supersticioso que puedo tener al no pasar por debajo de una escalera por ejemplo (dice divertida) y que aparece en la escena de la margarita, cuando él retira los pétalos y que cae sobre un no, Giselle es supersticiosa y en la escena de la locura busco en esa superstición esa motivación y el decirse: “si yo habría escuchado mi superstición, hubiera estado protegida”.
El costado del perdón es muy importante y en lo que te podés sentir identificado. Giselle está muerta a causa de la traición de Brecht pero a pesar de ello, el amor es más fuerte y decide perdonarlo. Ahí están todos estos sentimientos, la empatía, la gentileza, la compasión y la misericordia, sentimientos muy profundos que resuenan en mí y de ahí me agarro para interpretar al personaje. Hago llamado a esos sentimientos de la vida cotidiana para interpretar estos roles muy fuertes emocionalmente.
Otro recurso que tengo y que fue fundamental en mi vida fue el libro de Natalia Makarova “La danza, mi vida”. Llega a mi vida en un momento que yo tenía muchas dudas de mi danza y esto me permitió encontrar una línea directriz: el bailarín es el alma del cuerpo, y el cuerpo, el soporte del alma, eso es lo que cuenta en el artista, es mostrar su alma, porque a los 19 años uno no tiene todavía la madurez o la conciencia de toda esta complejidad, que es el corazón mismo de nuestro oficio y este libro me abrió esta puerta y me ayudó mucho por ejemplo para un ballet como Giselle que es tan complejo.
Asimismo para Mayerling, “me serví de otro libro que justo había terminado de leer en ese momento, “Vers la beauté”, de David Foenkinos y me sirvió para abordar el personaje” con esos pasajes tan oscuros que tiene el libro”.
Foto Instagram: Inès McIntosh.
En una entrevista habló de su determinación, en un momento de mucho stress usted se dijo “no, yo quiero bailar y entonces tengo que tomar la determinación de no dejarme vencer por el stress o cansancio y seguir adelante”
Si uno quiere lograr algo tiene que trabajar duro, regularmente y de manera inteligente, implicarse y la disciplina está incluida en el trabajo.
¿Qué es la disciplina para usted y como le ha ayudado en su trabajo?
La disciplina es el hecho de venir a trabajar todos los días para mejorar algo, mismo lo más mínimo y siempre buscar de hacer mejor que el día anterior. De hecho, cuando tenía entre 11 y 12 años tuve problemas de peso y entonces era complicado para mí, fue entonces que un profesor me dio ejercicios específicos para alargar las piernas y tonificar los músculos. Desde entonces que luego de las clases regulares de danza, los hago, me quedo 1 hora y media más además de la clase de ballet para realizar los ejercicios, y me doy cuenta que eso es algo particular, ya desde esa edad estoy comprometida con la danza y con superarme cada día.
Foto Cortesía: Inès McIntosh.
Leí en una entrevista que se decidió a ser bailarina profesional tras ver un documental de la Escuela de la Ópera de París, ¿cómo la apoyaron sus padres en esta decisión?
Mis padres siempre fueron un gran apoyo y siempre me ayudaron en lo que quería hacer y trataban de encontrar las mejores soluciones para salir adelante con este oficio que para ellos era un oficio como cualquier otro. Estaban muy implicados.
¿Cómo cambió la dinámica una vez nombrada Primera Bailarina, tiene un coach en particular para trabajar sus roles?
Para cada rol me preparo muy bien y a fondo, y para cada ballet me asignan un coach diferente, por ejemplo para Don Quijote trabajé con Claude de Vulpian, para Paquita y Giselle con Elisabeth Morin, y para Bella durmiente del bosque me preparé con, Agnès Letestu. Es interesante trabajar con diferentes maestras porque cada una tiene su propia visión del rol y su propia manera de trabajar y ver la danza.
Foto Cortesía: Inès McIntosh.
¿Cómo fue trabajar con cada una de estas maestras?
Fue un gusto para mi trabajar con cada una, desde ya porque estaba muy feliz de poder hacer estos roles y poder estar ahí. Es verdad que cada vez yo estuve preparada y en buenas condiciones, me pusieron en un estudio a trabajar durante un mes y medio y siempre fueron muy buena onda, siempre me sentí en seguridad, me sentí valorada y amada y de repente el proceso de trabajo creativo estaba enriquecido y tengo la impresión de haber tomado de cada una.
¿Qué le marcaba y dejó cada una de ellas (todas ex bailarinas Étoiles de la Ópera)?
-Claude de Vulpian, en Don Quijote me marcaba trabajar la longitud de las caderas que tienen que estar altas en las piernas y trabajar desde esa altura, eso en términos técnicos, y en términos artísticos es alguien muy burbujeante y una frase que siempre me acuerdo de ella en cada ensayo o espectáculo justo antes del espectáculo me dice olvida todo, el trabajo ya está inscrito en el cuerpo, no te encierres en esto, ahora divertite, mostrá tu personalidad, hacé el espectáculo que vos tenés ganas de hacer, lo que cuenta es lo que das al público tuyo y ese compartir.
-En cuanto a Elisabeth Morin, ella es muy meticulosa, todo va a estar descifrado: las pantomimas la cantidad de pasos, todo tiene que ser muy preciso, muy calculado, es muy interesante el nivel de trabajo, el nivel técnico, por ejemplo me decía, “tenés que poner tu pie aquí en este preciso lugar para que los giros funcionen” o me indicaba, “va a hacer más efecto si vos pones la mirada ahí adonde la gente vea tus ojos”. Me gusta mucho trabajar con ella porque me ayuda a ser más clara y precisa en lo que hago y eso me aporta seguridad.
-Con Agnès Letestu me sentí como muy mimada, trabajé durante casi 2 meses con ella para La bella durmiente del bosque, que es un ballet muy difícil y nos tomamos todo este tiempo para construirlo bien. Con ella me sentí en un ambiente de amabilidad, muy motivada, y al mismo tiempo es muy honesta en su devolución. Es agradable tener alguien que te dice si está bien o no está bien, y al mismo tiempo que te da soluciones para que vaya mejor, si hoy está mejor o menos mejor, me decía, “tratá de hacer así de esta forma”, me hizo mucho bien trabajar al lado de Agnès.
Foto Cortesía: Inès McIntosh.
¿Cuál es la diferencia entre bailar en la escena de la Ópera Garnier y en la Ópera Bastille?
Hay una gran diferencia, para empezar está el tema de la pendiente mientras que la escena de la Ópera Bastille es plana, nosotros estamos habituados porque nuestro estudio adonde ensayamos también tiene pendiente, el cambio principal para nosotros es la manera de cómo estamos expuestos, de cómo estamos presentados. En Garnier hay como un ambiente más intimista y uno está más en la emoción que en Bastille, que estamos más lejos del público porque la sala es mucho más grande.
Foto Cortesía: Inès McIntosh.
¿Cómo aborda usted las obras contemporáneas?
No hice muchas obras contemporáneas, hice Dante Project de Wayne Mc Gregor, y la obra de William Forsythe que son bastante clásicas, son neoclásicas con puntas. Me encanta porque hay un costado muy libre uno se pregunta menos sobre la perfección que existe en la danza clásica, todo lo trabajamos directamente con ellos y su equipo, por ejemplo con William Forsythe, con música de James Blakes que es pop cantábamos antes de entrar en escena, había una energía desbordante, una búsqueda de lo absoluto, un arabesque que se abría, íbamos a los extremos, él buscaba los pasos al extremos y eso es muy interesante porque nos dejaba más libertad que por ejemplo en La bella durmiente del bosque que hay que hacer el arabesque clásico. Con la danza contemporánea uno toma más riesgos, y eso lo encuentro muy simpático.
¿Cómo se ve usted de aquí a 5 0 10 años?
Me veo bailando mucho, yo hice prácticamente todos los roles del gran repertorio clásico y Mayerling y Forsythe, espero que continúe así y evolucionar, con muchos encuentros artísticos y creativos que son muy enriquecedores. Espero poder seguir teniendo oportunidades diversas y tener oportunidades internacionales porque es muy enriquecedor, ver otras formas hacer y de ver la danza.
¡Muchas gracias Inès McIntosh por esta entrevista! Fue un encuentro muy agradable y cálido con información muy valiosa para las generaciones presentes y futuras.
¡Muchas gracias! Dancing For Life Ballerina