La creación del Lago de los Cisnes
La dupla Ivanov-Tchaicovski
(Por Valeria N. Bula)
El Lago de los Cisnes que conocemos hasta nuestros días es el estrenado el 27 de enero de 1895 en el Teatro Marinski, bajo la dirección musical de Ricardo Drigo, con Pierina Legnani como Odette/Odile, Pavel Guerdt, Siegrfide y Alexei Boulgakov como RothBart, con Marius Petipa/Lev Ivanov en coreografía y con música de Tchaicovski.
Sin embargo esta obra ya había tenido su estreno el 4 de marzo de 1877 pero no tuvo el éxito esperado. La música por supuesto era del maravilloso Tchaicovski y la coreografía de Julius Wenzel Reisinger quien fuera fuertemente criticado, este último, porque su composición era concebida como una suite de divertissements, incluso había dejado a los bailarines arreglar las variaciones, por ejemplo la primera bailarina que interpretó a Odile/Odette fue Pelagia Karpakova, pudo sumar su impronta a su gusto. La composición no era un todo, sino como retazos de aquí y de allá. La obra no tenía tampoco un contexto dramático alguno. No había historia.
El lago de los Cisnes. Segundo acto. Image: Instagram Teatro Marinski.
Asimismo este ballet había recibido poco presupuesto y entonces los decorados y el vestuario eran de segunda mano, ya utilizados para otras obras. Era como todo un rejunte o un frankestein según dicen las crónicas de la época. Aunque la partitura era novedosa no deja de desconcertar al público.
Se sabe que Tchaicovski creó minutos suplementarios de partitura gracias a un pedido de una de las bailarinas, la segunda que se tenga registro en la historia de interpretar a Odette/Odile, Anna Sobeschanskaia, quien le pide a Tchaicovski de crear más música para ella y poder ella crear su coreografía. Este agregado tenía 1h11 de duración y fue encontrada en el Teatro Bolshoi en 1880, osea 3 años después de su estreno original.
Tercer acto El lago de los Cisnes. Instagram Teatro Marinski.
En las imágenes:
-Tercer acto Lago de los Cisnes: Instagram Teatro Marinski.
-Cisne Negro, imágen instagram : Teatro Marinski.
-Anna Sobeschanskaia 1877
Ante años de silencio sobre esta obra estrenada, el maestro francés Mario Petipa, coreógrafo titular de los Teatros Imperiales de San Petersburgo decide proponer a su director, Ivan Alexandrovitch Vsevoloiski, de producir una nueva versión del Lago de los Cisnes, pues no podía admitir que “la partitura de Tchaikovski fuera mala” y consideraba que los problemas de la obra en realidad venían de la puesta en escena y de la coreografía por lo que él se ofreció a trabajar en conjunto con el compositor para reponer este ballet, darle un fondo de profundidad dramática, y dar a la obra el peso y la calidad que la obra y la partitura de Tchaicovski merecían.
Pues Petipa conocía la gran calidad artística del compositor ruso, porque ya habían trabajado juntos con gran éxito en “La bella durmiente del bosque” de 1890 y “Cascanueces” de 1892. De esta forma, Vsevolojski con gusto acepta reveer la obra. Tchaicovski asimismo accede a revisar su partitura ahora según las directivas del maestro de ballet, Petipa, pero esta colaboración de revisión no pudo darse debido lamentablemente a la muerte del compositor el 6 de noviembre de 1893.
Sin embargo Lev Ivanov, el asistente de Petipa sí había alcanzado por suerte a trabajar junto al compositor algunos pasajes tales como las coreografías del acto II, podemos ver hasta nuestros días la calidad de ese segundo acto, etéreo, dramático y de gran finesa artística. Una colaboración altamente productiva.
Tercer acto Lago de los Cisnes. Imagen: Instagram Teatro Marinski.
Tercer acto III Lago de los Cisnes Marinski. Imagen: Instagram Teatro Marinski.
El fruto de esta colaboración entre Ivanov y Tchaicovski fue presentada en homenaje a Tchaicovski el 17 de febrero de 1894, a 3 meses de su fallecimiento, con ni más ni menos, la étoile italiana, Pierina Legnani que intepretó a Odette y Pavel Guerdt al príncipe. La repercusión y el éxito fueron enormes, tal es así que fue presentada nuevamente días más tarde.
El lago de los cisnes marca el apogeo del ballet romántico en la línea de los ballets blancos de La Sílfide o de Giselle. Los actos II y el IV de Ivanov son “auténticos poemas refinados” como los califica la crítica de la época, sus características nos llegan hasta nuestros días gracias a la notación de Stepanov y la transmisión oral del mundo del ballet. Al cuerpo de baile se lo trata como a un coro antiguo con trabajos de arabesques, movimiento de amplitud por excelencia, y por la creación de una nueva dramaturgia de los brazos, emblema de las bailarinas cisnes del Lago de los cisnes. Allí se trabaja en el sello del Lago de los Cisnes y un nuevo lenguaje, que son los brazos. Petipa remarca la duplicidad del personaje exigiendo que los dos cisnes principales, la princesa y su doble impostora, solo la interprete una sola artista. La ballerina es la protagonista absoluta de la obra, el bailarín la acompaña, siguiendo una tradición de la época romántica.
Recorte del libro Ballet.
Rudolf y Margot en el Lago de los Cisnes.

Piotr Tchaicovski.

Imagen. Primer Lago de los Cisnes premier 1895.

Imagen. Lev Ivanov.
Un siglo más tarde otro ruso daría que hablar con su Lago de los Cisnes, Rudolf Nureyev, quien veremos su historia en un próximo artículo.

Imagen. Pierina Legnani. 1895.

Imagen. Marius Petipa.